Para May Sánchez Sesena, una joven marxista que estudia y lee a los maestros y pensadores de la tradición, y no olvida nunca que la mejor forma de decir es hacer (… y reflexionar).
Para Elmar Altvater (1938-2018), que nos enseñó. In memoriam et ad honorem
Bacon dice que los hombres realmente significativos tienen tantas relaciones con la naturaleza y el mundo, tantos objetos de interés, que se consuelan fácilmente de toda pérdida. No pertenezco yo a estos hombres significativos. La muerte de mi niño me ha estremecido profundamente corazón y cerebro, y sigo sintiendo la pérdida tan fresca como el primer día. Mi pobre mujer está también completamente downbroken.
Marx a Ferdinand Lassalle, 28 de julio de 1855
Lo que ha hecho del marxismo/ algo tan desconocido es sobre todo/ la gran cantidad de obras escritas/ en vano sobre el asunto./ Por eso es tan importante/ poner al descubierto sus/ eminentes valores críticos.
Bertolt Brecht, 1939
En cuanto a la crisis del marxismo: todo pensamiento decente tiene que estar siempre en crisis; de modo que, por mí, que dure.
Manuel Sacristán, 1983
Algunos que acaban de enterrar definitivamente a Marx van a tener que desenterrarlo todavía más deprisa. Porque el capitalismo, y en especial en sus últimos pujos anarco-ultraliberales, es un callejón sin salida que a mí personalmente me aterra cada vez más. El capitalismo se encierra en vías a las que se condena. La mal llamada economía de consumo se distingue por producir no sólo el producto, sino también el consumidor, que es la función de la publicidad.
Rafael Sánchez Ferlosio, 1990
I
Conviene celebrar los cumpleaños. De amigos, de conocidos, de familiares... y también de los clásicos, sobre todo si son clásicos de tradiciones de emancipación en las que rige aquel lema tan querido por el compañero de Jenny Marx: "Nada humano me es ajeno"
¿Qué es un clásico? Las respuestas son numerosas y diversas. La aproximación del autor -de un texto que es todo un clásico del marxismo hispánico, su presentación del Anti-Dühring- de Las ideas gnoseológicas de Heidegger:
Por regla general, un clásico -por ejemplo, Euclides- no es, para los hombres que cultivan su misma ciencia, más que una fuente de inspiración que define, con mayor o menor claridad, las motivaciones básicas de su pensamiento. Pero los clásicos del movimiento obrero han definido, además de unas motivaciones intelectuales básicas, los fundamentos de la práctica de aquel movimiento, sus objetivos generales.
Los clásicos del marxismo eran, por ello, clásicos de una "concepción del mundo", de una cosmovisión, de una "ideología general" (si se permite el uso de un término que Sacristán nunca consideró positivamente desde una perspectiva gnoseológica), no son clásicos de una teoría científica determinada.
Esto tiene como consecuencia una relación de adhesión militante entre el movimiento obrero y sus clásicos. Dada esta relación necesaria, es bastante natural que la perezosa tendencia a no ser crítico, a no preocuparse más que de la propia seguridad moral, práctica, se imponga frecuentemente en la lectura de estos clásicos, consagrando injustamente cualquier estado histórico de su teoría con la misma intangibilidad que tienen para un movimiento político-social los objetivos programáticos que lo definen. Si a esto se suma que la lucha contra el marxismo -desde afuera y desde dentro del movimiento obrero, por lo que suele llamarse "revisionismo"- mezcla a su vez, por razones muy fáciles de entender, la crítica de desarrollos teóricos más o menos caducados con la traición a los objetivos del movimiento, se comprende sin más por qué una lectura perezosa y dogmática de los clásicos del marxismo ha tenido hasta ahora la partida fácil.
La partida fácil se convirtió en partida ganada por la simultánea coincidencia de las necesidades de divulgación, "siempre simplificadora", con el "estrecho aparato montado por Jdhanov y Stalin para la organización de la cultura marxista".
Lo esencial de la aproximación a un clásico lo expresaría Sacristán 14 años después en una conferencia impartida en la Fundación Miró de Barcelona: la pérdida (prudente) del respeto reverencial (no del respeto):
Si de verdad se despoja uno de todo respeto reverencial por los clásicos (sin dar en la mezquindad de dejar de admirarlos y de aprender de ellos, y sin olvidar la advertencia de Eugenio D'Ors según la cual todo lo que no es tradición es plagio), se puede apreciar que toda esta cuestión de lo lógico y lo histórico, sin duda importante y de mucho interés, como todas las cuestiones metafísicas auténticas, puede dar fácilmente en extravagancia estéril cuando se entiende como asunto de metodología científica. En este campo suele acarrear los vicios hegelianos de insuficiencia de la abstracción lógica para que lo cuasi-lógico se pegue bien a lo histórico (mala lógica) y excesiva logificación o racionalización de la experiencia para que ésta resulte lógicamente necesaria (mala empiria).
Recordemos pues a un clásico, a un gran clásico, en el bicentenario de su nacimiento, de la mano de dos de los marxistas españoles (barceloneses-catalanes de adopción), filósofos teóricos y filósofos de la praxis (ambos fueron militantes comunistas durante décadas y activistas de movimientos sociales alternativos como el CANC por ejemplo), que más estudiaron y profundizaron -con mirada abierta, crítica, no reverencial, y alimentándose frecuentemente con aportaciones de otras tendencias filosóficas- en la extensa obra de Marx y en la de otros autores de tradiciones que en él se reconocen.
II
Los primeros artículos de Manuel Sacristán (1925-1985) sobre temáticas marxistas los publicó y difundió poco después de su regreso del Instituto de Lógica Matemática y Fundamentos de la Ciencia de la Universidad de Münster y de su matrimonio en Nápoles con la hispanista comunista italiana Giulia Adinolfi, en revistas entonces prohibidas en España como Nuestras ideas ("Humanismo marxista en la Ora marítima de Rafael Alberti") y como materiales de estudio y formación para colectivos comunistas democráticos antifascistas próximos al PSUC-PCE y sus alrededores. En su caso, un caso bastante singular, la lógica, la epistemología, la aproximación a la obra de Marx, Engels y Gramsci (también a la de, entre otros, Marcuse, Korsch, Lukács y Labriola), la militancia y la lucha antifascista confluyeron en unas mismas coordenadas espacio-temporales: Müntser, Westaflia, 1955, 1956, contactos con exiliados políticos y núcleos de resistencia, amistad con el lógico pisano de PCI Ettore Casari (sin olvidar sus preocupaciones poliéticas anteriores próximas al mundo libertario en algunos momentos).
Desde entonces, desde mediados de esos años cincuenta del siglo pasado, hasta su fallecimiento, agosto de 1985, treinta años casi ininterrumpidos de lectura, estudio, traducción, intervención política y lucha clandestina. Durante esas tres décadas, Sacristán fue un profesor universitario (en situación no estable salvo en su último curso) que fue expulsado de la universidad barcelonesa durante unos 11 años por motivos políticos. El rector Valdecasas fue el brazo ejecutor de la "limpieza de rojos y separatistas". El nunca formó parte, por supuesto, del segundo colectivo, si bien fueron las torturas y maltrato al que fueron sometidos estudiantes catalanistas en sus primeros años de Facultad los que le alejaron definitivamente de los instrumentos políticos del Régimen franquista.
Sin olvidar sus trabajos de lógica y filosofía de la lógica (Introducción a la lógica y al análisis formal, Lógica elemental, editada por su hija Vera Sacristán póstumamente en 1995) y de crítica literaria (Lecturas: Goethe, Heine), ni tampoco su tesis doctoral sobre el autor de Sein und Zeit (Las ideas gnoseológicas de Heidegger, un formidable estudio crítico que aúna mirada lógico-epistemológica, análisis filosófico y documentada perspectiva marxista), ¿qué tipo de aportaciones marxianas y marxistas realizó el traductor de Quine, Adorno y Platón siempre en circunstancias difíciles?
Una de las más esenciales y destacadas, su clandestina y arriesgada práctica militante: organización de la lucha antifascista en la Universidad, seminarios clandestinos, materiales de estudio, "gestiones" (reuniones, el término fue usado por él en sus papeles), textos fundacionales, informes partidistas, artículos no firmados, colaboraciones en Nous Horitzons y en Realidad… Aparte de esos trabajos clandestinos: traducciones (la primera traducción legal de Marx y Engels fue presentada, anotada y publicada por él: Revolución en España), prólogos, trabajos para enciclopedias, conferencias, notas de intervención, entrevistas, artículos breves, notas editoriales, artículos largos,… Destaco dos de estos últimos, sus mejores "trabajos filológicos" probablemente: "El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia" (1978) y "Karl Marx como sociólogo de la ciencia" (1983).
Gran parte de esta obra marxista y marxiana se encuentra recogida en los "Panfletos y materiales". Fundamentalmente en el volumen I: Sobre Marx y marxismo, y en Pacifismo, ecologismo y política alternativa (edición de su discípulo Juan-Ramón Capella). También algunas páginas y artículos del volumen II, Papeles de filosofía, y del III, Intervenciones políticas. Después de su fallecimiento, Albert Domingo Curto ha editado en Trotta El orden y el tiempo (sobre Gramsci) y Lecturas de filosofía moderna y contemporánea (con textos de temáticas filosóficas diversas que incluyen algunos trabajos marxistas). El Viejo Topo, por su parte (a veces en colaboración con la FIM), ha publicado Seis conferencias, Sobre dialéctica, Escritos sobre El Capital y textos afines, y M.A.R.X (Máximas, aforismos, reflexiones, con algunas variables libres).
Para los nuevos lectores de su obra, M.A.R.X, Seis conferencias, Pacifismo, ecologismo y política alternativa, algunos textos de Sobre Marx y marxismo y de Sobre dialéctica, no forman, en mi opinión, un mal conjunto para iniciarse en su lectura.
III
Sacristán escribió algunos textos recordando centenarios. De la edición de El Capital y del fallecimiento de Marx por ejemplo. Doy algunos ejemplos. "Karl Marx" es un texto que preparó para la Enciclopedia Planeta-Larousse en 1967. Domingo Curto lo recogió en Lecturas de filosofía moderna y contemporánea. Algunos compases de esta voz de Enciclopedia:
Político, filósofo y economista alemán (Tréveris 1818 - Londres 1883). Hijo de un abogado hebreo de formación y tendencias moderadamente ilustradas y liberales, su infancia transcurrió en Renania. Estudió en su ciudad natal y a los diecisiete años empezó la carrera de derecho en la universidad de Bonn. Pero desde su traslado a la universidad de Berlín (1836), Marx se orientó cada vez más claramente hacia la filosofía y la historia. De esta época data su noviazgo con Jenny von Westphalen, hija de un funcionario de la nobleza reciente. A su llegada a Berlín el joven Marx vivió intelectualmente en el mundo de ideas de la Ilustración. La filosofía hegeliana, recién muerto Hegel, dominaba el ambiente espiritual berlinés y estaba dando origen a una tendencia progresista y democrática dentro de la cual se situaría pronto el joven Marx. Pero el cambio de orientación intelectual de éste no se produjo sin crisis. En una carta dirigida a su padre el 10 de noviembre de 1837, llega a poner entre las causas de la enfermedad y la depresión que sufrió entonces la necesidad intelectual en que se vio de adoptar los motivos básicos del pensamiento hegeliano: "Enfermé, como ya te he escrito, (...) de la irritación que me consumía por tener que convertir en ídolo mío una concepción que odiaba". A pesar de esas tensiones intelectuales Marx era ya en 1837 un "joven hegeliano" de izquierda bastante típico. De ello da testimonio la citada carta, en la cual abundan reflexiones directamente inspiradas por el pensamiento de Hegel e incluso temas de detalle muy característicos de la filosofía de éste, como la crítica despectiva del "pensamiento matemático" o formal en general.
Su amistad con Engels, nos recuerda el traductor del Anti-Dühring, acarreó para Marx la convicción de que tenía que estudiar profundamente los problemas y asuntos económicos.
La conciencia de ello coincidió con esta fase de su evolución intelectual y moral con la utilización del pensamiento de Feuerbach (un humanismo abstracto que culmina en una crítica recusatoria de la religión y de la filosofía especulativa) como correctivo del idealismo de Hegel. Esa situación se refleja sobre todo en tres trabajos muy importantes para la comprensión de su evolución intelectual: dos escritos (1843) para los Deutsch-französische Jahrbücher, la Crítica de la filosofía hegeliana del derecho y Sobre la cuestión judía; y otro no publicado durante su vida que se conserva en estado de borrador: los Manuscritos económico-filosóficos de 1844. Todos estos escritos -el último sobre todo- presentan característicamente lo que después Marx consideraría una "mezcla" del punto de vista ideológico, o de historia y crítica de las ideas, con el factual, o de análisis e interpretación de los datos. Ese rasgo indica suficientemente el lugar de transición que ocupan esos escritos en la biografía intelectual de Marx. El aspecto más meramente filosófico de esa transición se aprecia, en los manuscritos sobre todo, en su intento de precisar la síntesis del pensamiento recibido a partir de la cual está organizándose el suyo.
Ya en 1847 era Marx miembro de la Liga de los comunistas y trabajaba intensamente en la organización del movimiento obrero.
La evolución de 1848 le movió a pasar a Alemania (abril) igual que Engels, con objeto de colaborar personalmente en la revolución democrática alemana. Marx publicó en Colonia la Neue Rheinische Zeitung de vida efímera (1848-1849). Tras el fracaso de la revolución, se encontraba en Londres (expulsado de París) en 1849. Y en 1850 se disolvió la Liga de los comunistas. Ya no se movería Marx de Londres más que muy transitoria y excepcionalmente, o por motivos de salud en los últimos años de su vida. La fase de ésta que empezó el año 50 es de mucho sufrimiento causado por la pobreza, el esfuerzo y la resultante mala salud. En esta época había empezado la preparación de los materiales y análisis para El Capital, que sufriría numerosos cambios respecto de los proyectos iniciales de Marx. Los textos conocidos con los títulos de Contribución a la crítica de la economía política, Esbozo a una critica de la economía política y Teorías sobre la plusvalía son todos de esa época y preparatorios de El Capital (esto puede decirse objetivamente, no en el sentido de que tales fueran los planes literarios de Marx).
Tres años antes de aparecer el primer libro de El Capital, la primera edición alemana, se fundó la Asociación Internacional de Trabajadores, la Internacional por antonomasia.
Al poco tiempo de su fundación se le llamó a participar en ella y se convirtió en su auténtico guía, al redactar la memoria inaugural y los estatutos. La distinta concepción del camino que había que seguir en la lucha revolucionaria le llevó a enfrentarse con Bakunin y sus partidarios, que en 1872 fueron expulsados de la Internacional. El primer volumen de El Capital, único publicado en vida de Marx, ha sido durante el siglo siguiente a su publicación la obra más influyente y famosa de su autor: sólo más recientemente empezó a solicitar una análoga atención su obra anterior y juvenil. Contemplado desde ésta, El Capital aparece como el remate de un movimiento intelectual de alejamiento progresivo y negación de la especulación filosófica y de su pretensión de ser fundamento de la acción política revolucionaria; en el mismo movimiento ese papel se atribuye a un conocimiento positivo de la realidad histórica, social y económica. "Una vez hubo reconocido que la estructura económica es la base sobre la cual se yergue la sobreestructura política, Marx atendió ante todo al estudio de esta estructura económica" (Lenin).
Las vicisitudes y los puntos de inflexión de la evolución intelectual de Marx, tan rica y revuelta como la de cualquier otro pensador importante apuntaba su traductor e intérprete, suscitaron dos problemas que fueron durante años tema central de la mayor parte de la literatura marxiana:
el de los "cortes", "rupturas" o "censuras" que haya podido haber en esa evolución, especialmente entre los años 1842-1847, y el de la naturaleza del trabajo teórico de Marx, tan directamente ligado (a diferencia del trabajo intelectual típico moderno, por ejemplo, el de un físico) con objetivos prácticos (políticos revolucionarios). Respecto del primer problema, cabe decir al menos que un examen de la evolución intelectual de Marx, por curioso que sea, permite identificar no uno, sino varios puntos de inflexión (alguno incluso posterior a El Capital), ninguno de los cuales, sin embargo, se revela como ruptura total: en 1851, por ejemplo, seleccionaba para encabezar una publicación de sus escritos un artículo del año 1842, las "Observaciones acerca de la reciente instrucción prusiana sobre la censura").
En cuanto al segundo problema, parecía también claro que Marx había practicado con los temas económicos un tipo de trabajo intelectual no idéntico con el que era característico de la ciencia positiva, aunque sí compuesto, entre otros, por éste.
Es incluso claro que Marx atribuye un peculiar estatuto intelectual a toda ocupación científica general con los problemas económicos. Así escribe, por ejemplo, en el citado prólogo a la 2ª edición del vol. I de El Capital: "En la medida en que es burguesa -o sea, mientras conciba el orden capitalista como forma absoluta y única de la producción social, en vez de cómo estadio